miércoles, 26 de febrero de 2014

Psicología Forense

Cada vez la psicología se implica en más ámbitos. Esto es normal si tenemos en cuenta que la psicología trata de la conducta humana y, por tanto, resulta útil aplicar lo que los psicólogos sabemos sobre el comportamiento de las personas en todo aquel lugar en el que éstas se encuentren.

En el ámbito judicial, la psicología trata de dar soporte a la administración de justicia, asesorando al juez sobre aquellos temas por los que haya sido requerido. Es decir, el psicólogo acude al tribunal como experto perito, exponiendo las conclusiones a las que haya llegado después de haber hecho la evaluación pericial pertinente.


En España, esta disciplina es muy reciente. Fue en 1992 cuando una sentencia del Tribunal Supremo afirma que “la Psicología permite aportar medios de conocimiento, que el Tribunal no podría ignorar en su juicio sobre la credibilidad del testigo y que, por sí mismo no podría obtener en razón del carácter científico especializado de los mismos”, de la Torre (1999, pág. 13.). Así, Las leyes contemplan que cuando sean necesarios o convenientes conocimientos científicos, artísticos o prácticos, se puede utilizar como medio, la prueba de peritos (artículos 1242 del Código Civil y 610 de la Ley de Enjuiciamiento Civil y 456 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal). Aunque ciertamente, la información que recibe el juez no es vinculante para su dictamen.

La evaluación del psicólogo como perito se da en todos los ámbitos del derecho: 
  • Penal: evaluación del estado mental de encausados y víctimas de un proceso judicial, su personalidad, existencia de trastornos mentales, inteligencia, secuelas, credibilidad del testimonio. Asimismo, se valora la responsabilidad penal (imputabilidad/inimputabilidad) de un procesado.
  • Civil: tutela e incapacitación de adultos, valoración del daño psicológico.
  • Familiar: determinación de medidas reguladoras en los distintos procesos de familia como los temas de adopción, régimen de la patria potestad, la atribución de la custodia de los hijos, el régimen de comunicación y visitas, etc.
  • Laboral: valoración de daños en determinadas situaciones laborales como el mobbing.
Referencias:

- http://diposit.ub.edu/dspace/bitstream/2445/5881/1/Introducci%C3%B3n%20a%20la%20psicologia%20forense.pdf
- http://www.papelesdelpsicologo.es/vernumero.asp?id=825

miércoles, 12 de febrero de 2014

Enfrentarse al miedo o salir de la zona de confort.

En ocasiones tenemos la fortuna de disfrutar de experiencias inesperadas, que no entraban dentro de nuestros planes y que si las hubiéramos imaginado en otro momento no esperaríamos haber actuado como realmente lo hemos hecho.

La vida nos pone ante circunstancias que requieren de una respuesta inmediata. Si en frío nos planteamos cómo afrontaríamos una situación nueva y complicada nuestros pensamientos nos llevarían directamente hasta nuestros miedos e inseguridades más profundas; "yo no podría hacer eso", "nunca podría superar una situación así", "no soy lo suficientemente fuerte",... Sin embargo, cuando nos encontramos frente a unos acontecimientos que exigen una acción por nuestra parte no nos queda más remedio que enfrentarnos a ello y tomar una dirección. Si escogemos dejarnos llevar por nuestros pensamientos o emociones, lo más probable es que nos paralicemos o que no afrontemos los hechos con éxito. No obstante, todas las personas disponemos de diferentes recursos internos y externos que nos pueden ayudar a superar el suceso en cuestión.
  • Por recursos externos nos referimos a aquellas ayudas que no dependen de nosotros, provienen de fuera: apoyo social (familia, amigos), institucional (servicios sociales, educación, sanidad) o material (economía, hogar, objetos que nos facilitan la vida).
  • Por recursos internos entendemos aquellos puntos fuertes personales que nos permiten adaptarnos y afrontar con éxito nuestro día a día: habilidades sociales, resiliencia, salud, simpatía, autocontrol, etc.
Es posible que no conozcamos todos los recursos de los que disponemos y que el hecho de tener que responder a una situación concreta haga que recuperemos esa herramienta escondida. Todos tenemos un amplio abanico de recursos disponible, sólo debemos encontrar el momento adecuado para ponerlos en marcha y entrenar su manejo para mejorar su uso y aplicación.

Me gustaría poner un ejemplo:

"Por primera vez me propuse escalar una montaña. Es algo que nunca antes me había planteado. Sólo pensarlo me imaginaba la altura, la alta probabilidad (sólo plausible en mi cabeza) de caerme, o a mí misma paralizada sin poder avanzar hasta la cumbre. El simple hecho de dar el paso y tomar la determinación de emprender esa aventura es la decisión más importante para que todo lo demás vaya rodado. Una vez que has empezado es más difícil dar marcha atrás. Aún así, a medio camino pueden aparecer obstáculos que reactiven nuestras inseguridades más arraigadas: no encontrar un buen apoyo para los pies, pensar que el arnés y la cuerda no son un buen método de seguridad, una pared un poco más inclinada de lo esperable, no confiar lo suficiente en mi equilibrio o en mi fuerza, observar con angustia todo lo que aún queda por recorrer.No obstante desde el primer momento en que opté por escalar todos los recursos de los que yo disponía se pusieron en marcha: mi entorno social me animó, se encargó de recordarme mis fortalezas, de asegurarme que estarían allí para apoyarme. Además disponía de un buen mecanismo de seguridad que me sujetaba e impedía que cayera precipitadamente. En el tramo en que más insegura me sentía tuve fuertes intenciones de tirar la toalla, de retroceder y darlo por imposible. Sin embargo, ese momento fue cuando más refuerzos recibí: me animaban a seguir, me aseguraban que me veían capaz de continuar, me aconsejaban en qué lugar podría apoyarme mejor, qué movimientos facilitarían mi recorrido. Este apoyo social, que es fundamental, me ayudó a desactivar mis miedos y activar todos mis recursos personales: mi capacidad física, la confianza en mí misma, la necesidad de superación, la exigencia, la voluntad, la motivación, el deseo de ver cumplido mi objetivo,...Llegué al final de mi camino, emocionada por haber cumplido algo que para mí suponía un reto personal, cumplí mi meta y no hay nada más satisfactorio que llevar a término nuestros propósitos."
icaro 


Evidentemente, mejorar la técnica y los resultados implicaría motivación, constancia y voluntad pero el paso más difícil es tomar la firme decisión de empezar.

miércoles, 5 de febrero de 2014

El valor de una sonrisa.
Una sonrisa no cuesta nada y rinde mucho.
Enriquece al que lo recibe sin empobrecer al que la da.
No dura más que un instante, pero, a veces, su recuerdo es eterno.
Nadie es demasiado rico para prescindir de ella, nadie demasiado pobre para no merecerla.
Es el símbolo de la amistad, da reposo al cansado y anima al deprimido.
No puede comprarse, ni dejarse, ni robarse, porque no tiene valor hasta que se da.
Y si alguna vez encuentras a alguien que no sabe dar una sonrisa: sé generoso, dale la tuya.
Porque nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquella persona que no sabe darla a los demás.

Gandhi.