martes, 26 de marzo de 2013

Ante situaciones traumáticas...¡Resiliencia!

En alguna ocasión de nuestras vidas hemos pasado o pasaremos por situaciones traumáticas que nos resultan aterradoras, amenazantes, desoladoras o cuando menos desagradables. Si no es así, probablemente no nos libraremos de ver cómo pasan por estas circunstancias nuestros seres queridos, lo cual seguramente nos producirá el mismo sufrimiento o similar. Estamos hablando de agresiones, desaparición de seres queridos, diagnóstico de enfermedades, accidentes, catástrofes, etc.

Evidentemente, todo resulta negativo. Mirado desde cualquier perspectiva provoca sensaciones horribles. Cuando nos encontramos ante una situación así aparecen múltiples miedos sobre lo que ha pasado y sobre lo que pasará a partir de ese momento. Surge la incomprensión; a nuestro alrededor nos quieren ayudar, pero sentimos que no comprenden nuestras emociones, que no nos entienden. Brota un deseo irrefrenable de ser escuchado, comprendido, apoyado,...o por el contrario la voluntad de aislarse del mundo y de cualquier estímulo.

Sin embargo, a pesar de lo catastrófico, la mayoría de personas renacen de entre sus cenizas y salen reforzadas. ¿Cómo es posible? ¿De dónde sacan la fuerza y el valor de enfrentarse a estos sucesos? 
Se trata de la Resiliencia: la capacidad de aceptación y superación de acontecimientos traumáticos de dolor emocional saliendo fortalecido de ello.

La buena noticia es que todos disponemos de esta capacidad desde la infancia. Y como cualquier otra capacidad humana unas personas la tienen más desarrollada que otras. La segunda buena noticia es que podemos trabajar para desarrollar la resiliencia.


¿Cómo podemos desarrollar nuestra capacidad resiliente?

Desde la Americal Psychological Association se proponen 10 formas de construir resiliencia:

1. Establecer relaciones: el apoyo social es fundamental en cualquier caso.
2. No ver las crisis como obstáculos insuperables: desarrolla tus habilidades de solución de conflictos.
3. Aceptar que el cambio es parte de la vida: adáptate a él, sé flexible.
4. Moverse hacia nuestras metas: proponte metas, ¿cuál es tu propósito?
5. Llevar a cabo acciones decisivas: sé conciso y firme, ¡actúa!
6. Buscar oportunidades para descubrirse a uno mismo: de todo se aprende, aprovéchalo.
7. Cultivar una visión positiva de uno mismo: confianza en uno mismo, optimismo práctico.
8. Mantener las cosas en perspectiva: toma distancia, relativiza los problemas.
9. Nunca perder la esperanza: es lo último, ya se sabe.
10. Cuidar de uno mismo: no dejes de lado tus propias necesidades y deseos, presta atención a tu cuerpo y a tu mente.

Por otro lado, es necesario tener en cuenta factores asociados a la resiliencia: el apoyo social, la capacidad de hacer planes realistas y seguir los pasos necesarios para llevarlos a cabo, la confianza en uno mismo, en las fortalezas personales, las hablidades comunicativas y de solución de problemas y la capacidad de manejar los sentimientos y los impulsos.


¿Te ves preparado para afrontar cualquier tipo de situación? Como cualquier capacidad humana, desarrollarla implica esfuerzo y tiempo, así que no lo dejes para cuando ya sea demasiado tarde y ¡¡empieza a trabajar!!

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