miércoles, 3 de abril de 2013

No dejes para mañana lo que puedas hacer hoy

La procrastinación es evitar responsabilizarse de una tarea posponiendo su realización. Dejar para mañana (o  Dios sabe cuándo) lo que podrías hacer hoy. Nadie se libra de tener que realizar esas actividades que nos causan miedo, ansiedad o simplemente aburrimiento. Es común en las personas dejar una tarea aparcada "para cuando tenga tiempo" y retrasarla, retrasarla y retrasarla hasta que no quede más remedio hacerla o hasta que hayamos perdido la oportunidad. 
Para ello nos ponemos trampas de todos los tipos: primero me tomaré un café para despejarme, veré un poco la tele para relajarme, quiero hacer esto antes de lo otro, no encuentro el momento perfecto, etc. 
Se trata de tareas que no disfrutamos, tareas para las que creemos no tener habilidad, tareas confusas o mal definidas o tareas que se han presentado de forma imprevista.



¿Qué causa la procrastinación? 

- Exceso de confianza: con anterioridad ha tenido éxito en la consecución de sus actividades y posterga las que le aburren o no le motivan porque piensa que le sobrará tiempo o será facilísimo. Pero hay que tener cuidado, pues esto puede volverse en su contra: pueden ocurrir situaciones que no preveíamos o puede ser más difícil de lo que esperábamos.
- Falta de confianza: no creemos que podamos realizar con éxito la tarea porque nos falta seguridad, ya sea porque no sabemos exactamente qué tenemos que hacer o porque no creemos en nuestra capacidad para realizarla con éxito y tememos el fracaso.

En ambos casos se deduce una falta de motivación. Y se podría decir que la motivación se mueve de forma inversa a la procrastinación. Hay personas que tienen el maravilloso talento de automotivarse. Pero la mayoría necesitamos un poquito de ayuda. 

¿Cómo podemos aumentar la motivación?

Aumentar: las expectativas respecto a la consecución de los objetivos ("Confío en que lo voy a conseguir") y la valoración del resultado que se pretende conseguir ("será un gran éxito y me supondrá una gran gratificación haber terminado esta tarea").
Disminuir: la impulsividad (controla tus respuestas automáticas y céntrate en tus prioridades) y la demora de la satisfacción (no retrases la posibilidad de culminar tu objetivo y recompensa tus esfuerzos).


Consejos útiles:

  • Definir las tareas con mayor exactitud: evitará que tengamos esa sensación de no saber qué hacer exactamente o no saber por dónde empezar. Si es necesario podemos desarrollar un plan de acción. Si te ves abrumado: ve paso a paso.
  • Si no sabes ni cómo definir: pide ayuda, infórmate.
  • Tratar de hacerlas de forma divertida: si la tarea en cuestión nos resulta aburrida podemos intentar amenizarla introduciendo aspectos que nos resulten agradables (escuchar música, probar materiales nuevos, buscar compañía, etc.)
  • Confiar en uno mismo: es fundamental creer en nuestras posibilidades (¡sí puedo!). Y si fallamos no pasa nada, todos nos equivocamos pero por suerte también aprendemos. En alguna parte leí que Keith Richards de los Rolling Stones dijo algo así como que tocaba y tocaba hasta dar con el error adecuado. Porque de todos los errores podemos extraer nueva información sobre cómo es mejor avanzar hacia nuestros objetivos.
  • Quién no arriesga no gana: no tengas miedo, si dejas pasar mucho tiempo puedes perder la oportunidad. Es más gratificante un objetivo cumplido que quedarse en la zona cómoda donde nada malo (ni bueno) puede pasar.
  • Sé claro, toma decisiones y comunícalas. El hecho de hacerlo público te "obliga" a cumplir con ello.
  • Organiza tu tiempo, prioriza tus necesidades. Si lo que pasa es que no sabes en qué momento ubicar la tarea ponle fecha y hora, y cumple con ello.


Es fundamental reconocer que a veces procrastinamos así que identifica aquellas tareas que arrastras y ¡ponte con ellas!

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